Inocente Ramón Hervás y Buendía fue una figura destacada de finales del siglo XIX y principios del XX, conocido por su labor como sacerdote, historiador, arqueólogo y teólogo especializado en la historia de La Mancha.
Nació en Torralba de Calatrava el 28 de diciembre de 1842, en el seno de una familia de labradores propietarios. Fue el menor de cinco hermanos que llegaron a la vida adulta. Siguió una formación religiosa, ingresando en el Seminario de San Ildefonso de Toledo y siendo ordenado sacerdote a los 26 años.
Su carrera eclesiástica comenzó en varios municipios de la provincia de Toledo. Con la creación de la Diócesis Prioral de las Órdenes Militares, se trasladó a la provincia de Ciudad Real. Ocupó curatos en localidades como Granátula de Calatrava y Moral de Calatrava, y posteriormente en Tomelloso.
En 1898, fue nombrado cura ecónomo de la parroquia de San Pedro en Ciudad Real y, ese mismo año, catedrático de Historia Eclesiástica en el Seminario Prioral. Su último destino fue como párroco de Manzanares (a partir de 1905), donde también fue Arcipreste, aunque continuó residiendo en Ciudad Real hasta su muerte.
Más allá de su labor pastoral, Hervás y Buendía fue miembro de la Real Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba y miembro de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de la Provincia de Ciudad Real (en calidad de correspondiente de la Real Academia de la Historia), llegando a ser su vicepresidente desde 1905.
La obra más relevante de Inocente Hervás y Buendía es su monumental Diccionario histórico geográfico, biográfico y bibliográfico de la provincia de Ciudad Real: Su obra cumbre, considerada una fuente fundamental para el estudio de la provincia de Ciudad Real. Tuvo varias ediciones, publicándose la primera en 1890, la segunda en 1899, y la tercera y última revisada en 1914.
Otras publicaciones suyas fueron: “Cartas manchegas" (en el periódico El Manchego); Oreto y Ntra. Sra. de Zuqueca (1882); Discurso... sobre el Santísimo Cristo del Consuelo, Virgen de los Dolores y San Antonio de Padua de Torralba (1887); El Tribunal y el Consejo de las Órdenes Militares y el Obispo-Prior de Ciudad Real (1895) y La motilla de Torralba: memoria (1899).
Falleció el 6 de octubre de 1914, Ciudad Real.
Su legado perdura gracias a su prolífica labor de investigación, que lo consolidó como un erudito investigador e historiador local de gran importancia para la historia manchega.