Contenido digital de temática local destacado en el mes de noviembre de 2025 por "Sabías que..."
La leyenda se sitúa en la época medieval, marcada por el constante y amargo enfrentamiento entre los habitantes de Villa Real (el antiguo nombre de Ciudad Real) y los de Miguelturra (o churriegos), villa que pertenecía a la Orden de Calatrava y que estaba a las puertas de Villa Real, avivando la disputa.
Los protagonistas de esta historia son:
Sancho: Un joven de Miguelturra (el churriego).
Blanca: Una joven de Villa Real (la culiparda o villarrealeña).
A pesar del odio y la rivalidad que separaban a sus pueblos y familias, Sancho y Blanca se enamoraron profundamente. Su amor, prohibido por el conflicto ancestral, los llevó a tomar una decisión desesperada: casarse en secreto.
Un final trágico
Según la crónica más difundida, la pareja logró unirse en matrimonio a espaldas de sus parientes. Sin embargo, poco después de la ceremonia, fueron sorprendidos por el padre de Blanca o por un grupo de hombres armados al mando de Remondo, un calatravo adepto a la Orden.
Blanca fue la primera en caer, atravesada por una lanza.
Al ver morir a su amada, Sancho intentó vengar su muerte, pero cayó abatido por las lanzas de los seguidores de Remondo.
Ambos murieron juntos, víctimas del odio y la contienda que sus pueblos no pudieron superar.
El recuerdo en la cruz.
Al día siguiente, conmovidos por el trágico destino de los jóvenes amantes, los vecinos de Villa Real decidieron erigir una cruz en el lugar donde fueron encontrados sus cuerpos, que era el antiguo Humilladero de la ciudad (hoy en día, la cruz se encuentra al final del Parque de Gasset).
Esta cruz pasó a ser conocida como la Cruz de los Casados, no por haberse casado felizmente, sino para recordar eternamente el sacrificio de su amor frente al odio entre pueblos. Es un símbolo de la unión que no pudo ser en vida y una metáfora de la reconciliación que, con el tiempo, llegó entre Ciudad Real y Miguelturra.
Imagen: Mancha ignota
