El 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes, se celebra en Almedina la “Fiesta de Ánimas”, una tradición que proviene del siglo XIV que está organizada por la Cofradía de esta localidad. En ella se realiza un baile pujado fuera de las fechas habituales, que suele ser el carnaval.
La cofradía está compuesta por diez hermanos y un animero mayor, cargo que corresponde a la persona de más edad y al que este día el alcalde traspasa el poder, simbolizado por el bastón de mando. El animero, ataviado con un traje de colores llamativos, tiene el poder de “multar” a todo aquel que considere oportuno, simplemente pronunciando la fórmula “yo te denuncio”. El denunciado se ve obligado a depositar un donativo para las Ánimas, en un gran calcetín si es en metálico, o en un cesto si es en especie. Estas ofrendas se emplean en el almuerzo de los hermanos y las que sobran se subastan en el baile de medianoche con el que termina la fiesta.
El baile de pujas tiene lugar por la noche y está presidido por el animero mayor, que también es el encargado de abrirlo con una jota manchega. A él tienen acceso gratuito las mujeres, mientras que los hombres deben pagar la cuota establecida. Las mujeres esperan en un corro la llegada de los hombres; éstos hacen pujas para bailar con ellas, para que dejen de bailar con el que lo estaban haciendo, e incluso para imponerles con quien tienen que bailar. En cualquier momento, el animero mayor puede interrumpir el baile al grito de ¡Ánima!, imponiendo la correspondiente multa a la pareja elegida. La fiesta se prolonga hasta altas horas de la madrugada y lo recaudado se destina a sufragar las misas de las Ánimas.