Contenido audiovisual destacado en el mes de febrero de 2024 por el Mediatecón con motivo de la celebración del día de los amores imposibles, 16 de febrero.
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La película adapta a la gran pantalla el libro homónimo de Aimi Zhu publicado en 2008 y que llegó a las manos del director mientras preparaba las ceremonias de apertura y clausura de los Juegos Olímpicos de Pekín.
Basada en un hecho real, está ambientada durante la Revolución Cultural Proletaria vivida en China en 1966, organizada por el líder del Partido Comunista, Mao Zedong, contra altos cargos e intelectuales de ideales derechistas. Jing, una adolescente ingenua de la ciudad, deberá trasladarse a un remoto pueblo para su "reeducación", ya que su padre permanece encarcelado y su madre, enferma, trabaja muy duro para sacar adelante a sus tres hijos. Las autoridades vigilarán a la muchacha, examinando su comportamiento, que deberá ser impecable para conseguir limpiar el nombre de su familia. Pero su prudente existencia se verá trastocada cuando se enamore de Sun, el hijo de un militar de élite. Los dos tendrán que enfrentarse a los obstáculos que amenazan con convertir su apasionado romance en una historia de amor imposible.
Una trama sencilla pero muy bien contada y llevada a cabo. Se estructura en pequeños capítulos, acompañada de una gran belleza visual. Con una puesta en escena minimalista, su encanto radica en la fotografía que nos traslada a la China de la época con grandes paisajes naturales y rurales. Con el color rojo muy presente en la película que para los chinos simboliza buena suerte.
La película mantiene un ritmo lento y poético que atrapa al espectador desde el comienzo y la química entre los protagonistas es lo que hace que el film funcione estupendamente. Las interpretaciones de los actores son excepcionales, tanto que Zhou Dongyu fue la ganadora del premio a la Mejor Actriz en la Semana Internacional de Cine de Valladolid.
El desenlace de la película es muy conmovedor, digno de una obra realizada a base de sensibilidad y buen gusto. Hermosa y poética, “Amor bajo el espino blanco” es una alabanza a la espera, una espera que siempre florece, como el espino blanco de la cinta.
